La condena de la Unión Europea por la contaminación de la ría de Vigo tendrá otras consecuencias, además de la construcción y mejora de depuradoras. Bruselas obliga a extremar los controles ambientales y la Xunta se ha puesto a ello para salvar la amenaza de sanciones económicas.

La Consellería de Medio Ambiente ha elaborado una serie de planes de vigilancia para controlar los vertidos tanto en origen como en el medio receptor y deberá convencer a los responsables comunitarios de que son los adecuados.

En tierra, habrá controles mensuales a las industrias agroalimentarias y trimestrales a las actividades de acuicultura. Serán de distinta periodicidad en el caso de aguas residuales urbanas: anuales en núcleos de menos de 2.000 habitantes, mensuales el primer año y trimestrales el segundo año en núcleos de entre 2.000 y 9.000 habitantes, mensuales donde vivan entre 10.000 y 50.000 personas y bimensuales donde haya más de 50.000.

En la propia ría, los controles también serán exhaustivos. En el caso de las industrias, para los muestreos se seleccionará un punto de salida del emisario en la superficie del agua, dos puntos situados sobre la línea de costa y a 50 metros de distancia de su arranque, un punto situado en la zona marisquera más próxima al vertido existente y un punto situado en la zona de no afectación.

La muestra que se tome en el agua estará integrada por dos submuestras, una tomada en bajamar media y otra en pleamar media. Las variables a analizar en emisarios submarinos y conducciones de desagüe serán sólidos en suspensión, carbono orgánico total, aceites y grasas, nitrógeno amoniacal y fósforo total.

En las zonas de baño se analizarán únicamente los coliformes totales, los fecales y estreptococos fecales. Se trata de la contaminación que ha generado la condena de la UE porque son bacterias que suelta a borbotones la deficiente depuradora del Lagares.

El informe elaborado por Medio Ambiente para afrontar la sentencia de Bruselas incluye una relación de las denuncias de vertidos no autorizados a lo largo del 2005. Los técnicos de Augas de Galicia contabilizaron hasta 24 empresas que vertían directamente a la ría.

La mitad de ellas lo hicieron sin ningún tipo de tratamiento. Seis se localizaron en el litoral de Vigo: la empresa dedicada a accesorios de motores Yatesport, la de empacado de residuos Perfis 2000 Servicios, la de construcción Excavaciones y Construcciones Luso-Galaica, la de mantenimiento de vehículos Desguaces y Salvamento de Ría de Vigo, la asociación Asivigo y la de fabricación Hormigones Val Miñor. Otras cuatro firmas estaban en Redondela: el frigorífico Toucedo Mar, el astillero Carpinautic, la carpintería metálica Cerrajería Primout y el almacén alimentario Franquicias Master Galicia. Las dos restantes que vertían sin depuración son de Cangas (Construcciones Paraxe) y Moaña (Varaderos Domayo).

Otras siete empresas cazadas sin autorización usaban algún tipo de depuración. En las instalaciones de la viguesa Factorías Vulcano, una fosa séptica para pluviales y fecales. El restaurante redondelano de Juan Enrique Antón Vázquez también hizo vertidos domésticos en una fosa séptica. Pridesa daba un tratamiento biológico a vertidos industriales en una depuradora de Cangas, lo mismo que este Ayuntamiento con residuos domésticos. El Concello de Moaña, Fergo Galicia en Soutomaior y Aqualia en Nigrán vertieron sin permiso residuos domésticos en las depuradoras con tratamientos terciarios. También aparecen en la lista el frigorífico Ibérica de Congelados y el astillero Armada, de Vigo, con otros tres casos sin identificar.

Ojo con conserveras y frigoríficos

SITUACIÓN

Augas de Galicia autoriza vertidos de empresas cuando se enmarcan dentro de unos límites determinados y son controlables. La mayor parte de la contaminación microbiológica de la ría corresponde a las estaciones depuradoras y a puntos del colector de margen. Las industrias conserveras y los almacenes frigoríficos se sitúan en segundo lugar, aunque en comparación sus cargas son mínimas. Las depuradoras de moluscos y las granjas de rodaballo presentan bajas concentraciones.

Un saneamiento deficitario pese a los 110 millones invertidos desde el año 1995

Nadie puede decir que no se haya invertido dinero en el saneamiento de la ría. Cosa distinta es que se invirtiese bien, a la vista de los resultados. Desde 1995, y fundamentalmente gracias a los fondos europeos, la Xunta ha desembolsado 109,4 millones de euros.

La inversión más importante se produjo en la instalación que más contamina: la depuradora del Lagares. Los 22,5 millones que ha requerido pasarán a la historia cuando se cierre y dé paso a la nueva planta que se hará en el mismo lugar. Mientras tanto, sigue librando la friolera de 166 millones de litros contaminantes al día (44 de ellos sin ningún tipo de tratamiento).

La segunda obra más cara fue la depuradora de Teis (10,2 millones), que tiene tratamiento terciario pero que tampoco funciona correctamente y suelta coliformes, según reconocen los técnicos de Augas de Galicia. Le siguen el saneamiento integral de Moaña (8,7), el del fondo de la ría (7,3 millones), donde hay niveles de plomo elevados, el saneamiento integral de Gondomar y el río Miñor (7,1) y la ampliación de colectores y la depuradora de Nigrán (7,1).

Calendario

En el último apercibimiento del día 12 de diciembre, la Comisión Europea advierte al Gobierno español y a la Xunta de Galicia de la necesidad de acelerar todas las obras prometidas para los próximos años. No sólo hay que construir una gran depuradora en Vigo, otra en Baiona y mejorar las existentes en la ría sino que la Administración española también debe fijar un estricto calendario de ejecución. La inversión final de cara al 2010 podría acercarse a los 300 millones de euros.