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La Voz de Galicia

GALICIA


Los residuos fecales amenazan un rico banco de bivalvos


10/10/2009 | A. Gerpe


Berberecho y almeja son los diamantes sobre los que caen litros de aguas residuales carentes de depuración

Más de un tercio de la producción gallega de berberecho se extrae de las aguas noiesas, en las que también abunda la almeja y, diariamente, esta riqueza natural, de la que viven directamente más de 1.500 ciudadanos de la comarca, se ve amenazada por la existencia de un centenar largo de vertidos de carácter doméstico. Los mariscadores acuden a trabajar con el temor de que, debido a la contaminación por la llegada masiva de aguas fecales, se amplíen las áreas clasificadas como zonas C. Si eso sucediese, el precio pagado por el bivalvo del que dependen sus ingresos familiares se vería notablemente reducido porque, en caso de extraerse, no podría venderse de forma directa.

Solo en el municipio de Noia, Augas de Galicia ha contabilizado 36 puntos de vertido que se atribuyen a deficiencias en la red de saneamiento. Basta con mirar la ría para comprobar que hay una acumulación indiscriminada de vertidos residuales, además de otro tipo de desechos.

Lodos fecales

El históricamente mencionado saneamiento de la ría todavía no se ha traducido en actuaciones concretas pese a los beneficios que ello reportaría. Por ejemplo, la cofradía de pescadores noiesa calcula que si se limpiasen los lodos fecales podría convertir en productivos 500.000 metros cuadrados de la parte interior de la ensenada. Es decir, criar bivalvos donde ahora solo hay sedimentos contaminados. De los cuatro municipios bañados por estas fértiles aguas, solo los de Outes y Noia cuentan con depuradoras en funcionamiento. El caso más sangrante es el noiés porque la planta, pese a llevar más de dos años en funcionamiento, solo trata el 30% de las aguas residuales que se generan y, lo que es peor, todavía está sin decidir qué modelo de saneamiento se quiere para un municipio con una franja litoral tan sensible.

La situación en la que se encuentran Porto do Son y Muros, donde la actividad pesquera constituye una arteria económica debido a la práctica inexistencia de industrias, también es mala. Ninguno de estos dos municipios cuenta con depuradora.

En el territorio sonense está en construcción la de Loreto, que es insuficiente. Cuando entre en funcionamiento solo tratará los vertidos de una parte de la población, porque es preciso construir al menos otras dos para las que, por el momento, ni hay proyecto ni consignación presupuestaria. Los años transcurren y, mientras tanto, las aguas fecales caen como un torrente sin ningún tipo de tratamiento previo. Lo mismo sucede en Muros. De las plantas necesarias solo está hecha la de Louro, a la que no llega ni un litro de agua porque se está ejecutando la obra de bombeo e impulsión, financiada con cargo al plan estatal anticrisis aprobado por el Gobierno central.

En Muros, debido a la elevada cantidad de vertidos que llegan a algunas áreas productivas de bivalvo, representantes del colectivo de mariscadores efectuaron una solicitud al alcalde para que adoptase medidas con carácter de urgencia. Sus ingresos económicos dependen de la erradicación de emisiones como las que soportan playas como A Virxe do Camiño o la desembocadura del río Valdexería, entre otras muchas.



La falta de redes de saneamiento es el principal lastre

Los municipios de la ría de Muros y Noia no cuentan con depuradoras, las que pueden ponerse en marcha en un plazo corto de tiempo son insuficientes y la construcción de las restantes parece ir para largo. Sin embargo, el problema no es solo que falten plantas de tratamiento, sino que tampoco hay redes de saneamiento para canalizar hasta las estaciones.

En buena parte de estos municipios está sin colocar el grueso de la red primaria. Es decir, aquella a la que deben llegar las emisiones domiciliarias procedentes de las redes secundarias. Desde luego, de estas últimas no existen ni esbozos.

La clave

La ausencia de estas conducciones subterráneas imprescindibles es la clave para que las depuradoras cumplan el papel que les corresponde. De hecho, uno de los motivos por los que la planta de Noia funciona a menos de la mitad de su capacidad es porque buena parte de las tuberías que deben transportar el agua residual están todavía sin hacer.

La dispersión geográfica y la falta de recursos económicos son los argumentos esgrimidos por los concellos para explicar las causas de que esta maraña de conducciones se encuentre en un estado prácticamente embrionario. Ni tan siquiera Outes, donde disponen desde hace años de una depuradora, tiene todos los núcleos conectados a la depuradora, aunque es cierto que los excluidos son una minoría.




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