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La Voz de Galicia

GALICIA


Los vertederos ilegales proliferan por montes y parajes aislados de Galicia


30/08/2009 | H. J. Porto


La mayoría de las acumulaciones comienzan con piezas de mobiliario inservible o con residuos de obra

El anuncio de Sogama de que a partir de septiembre dejará de recoger voluminosos podría agravar el problema


Los depósitos de basura ilegales siguen proliferando por montes y parajes aislados de Galicia pese a la inversión de las Administraciones autonómica y local en materia de gestión de residuos sólidos y los esfuerzos de las campañas de concienciación ambiental. Desde que echó a andar Sogama -creada por la Xunta en 1992-, y sobre todo su planta incineradora en Cerceda, se fueron clausurando los vertederos municipales. Con la ayuda de los fondos europeos, de aquellos más de 250 que funcionaban entonces hoy apenas quedan treinta por clausurar. El resto se han ido sellando y regenerando poco a poco. El Gobierno autónomo completará el programa con una inversión de 5 millones de euros destinada a ejecutar su cierre antes del año 2012.

Sin embargo, no será el fin del problema. Aunque estas grandes acumulaciones de residuos emblemáticas -de referencia para los vecinos- han sido eliminadas, siguen aflorando depósitos incontrolados por el paisaje, que casi siempre tienen que ver con residuos cuyo tratamiento está en pañales: restos de obra y desmontes, mobiliario y enseres, y neumáticos. Existen emplazamientos ya clásicos, de acumulación recurrente (canteras, taludes, lechos fluviales, rías, cunetas), aunque se limpien cada cierto tiempo, y otros que surgen por el simple efecto llamada: basta con que un desaprensivo deje allí un sillón desvencijado, una lavadora o unas sacas con escombro o despojo vegetal; enseguida encontrará adeptos.

El anuncio de Sogama de que dejará de retirar a partir de septiembre residuos voluminosos (mobiliario, electrodomésticos, colchones... enseres que no asume el contenedor) no parece que vaya a facilitar la desaparición de los verteros ilegales, sino al contrario. Unas 12.000 toneladas de este tipo de basura llegó en el 2008 a Cerceda, donde fueron incinerados o trasladados al vertedero de Areosa. Por el momento, la Xunta no se ha avenido a la petición de PSOE y Fegamp, que la instan a que financie las alternativas: gestores privados autorizados que encarecen el tratamiento. La Consellería de Medio Ambiente sí ofreció información y colaboración.

En Vilagarcía existen vertederos incontrolados en Trabanca, en Berdón, y dos en el monte Lobeira y, aunque han sido denunciados siguen almacenando basura. En O Grove y Cambados se organizan habitualmente retenes de limpieza para eliminar acumulaciones esporádicas.

La brigada ambiental del Concello de Ames eliminó nada menos que 210 vertederos entre el 2008 y lo que va de año.

En el sur de Lugo sigue habiendo pequeños puntos de vertido. Uno de los más llamativos se halla en la parroquia de Pombeiro (Pantón), en pleno cañón del Sil y a la vista de la presa de Santo Estevo, y que el Concello limpia, pero no logra erradicar.

Las canteras

En Ourense siguen quedando ejemplos, incluso en la capital. En el entorno de sus dos puntos limpios los vecinos depositan todo tipo de objetos cuando hallan el servicio cerrado. En el resto de la provincia destacan los lugares usados por las canteras para depositar escombro, un problema habitual en Toén o Xinzo, pero sobre todo en la zona pizarrera de Valdeorras. No obstante, allí está en marcha un programa para su eliminación.

Los vertederos son una constante en las comarcas de Deza y Tabeirós-Montes, especialmente en carreteras en desuso y en las proximidades de los ríos, y que muchas veces desaparecen bajo la maleza. Uno de ellos se localiza en Pozo Negro (Lalín), a orillas del río Asneiro, donde el pasado año se retiraron tres toneladas de ruedas y residuos.



Las comunidades de montes vigilan por su cuenta que no aparezcan depósitos en el entorno de Vigo

En el entorno de Vigo no hay constancia de depósitos ilegales, aunque sí existe algún problema puntual. Por ejemplo, en el antiguo vertedero de O Zondal, anota la Organización Galega de Comunidades de Montes Veciñais. «La gente tira de todo: muebles, persianas, cajas, escombros...», reprueba José Cabezas, miembro del colectivo que realiza una labor de vigilancia que impide que la lacra vaya a más, aunque, dice, no disponen de medios suficientes. «Es muy difícil coger a los infractores. Cuando lo hacemos ponen excusas y dicen que no se volverá a repetir. Al final se trata de un problema de educación», apunta Cabezas. Un caso sangrante es el del monte de A Sobreira, donde «echan basura a pocos metros del colegio sin importarles lo más mínimo», se lamenta. También la subida al monte Alba se ha visto afectada.

En el área de Ferrol, los vertederos más importantes como el de Mougá o el de Monte de Ancos están ya sellados y en regeneración. También en Ferrol se eliminaron el de la parte trasera del cementerio de Catabois o el de escombro de obra de Vilabuíde. El gobierno local puso en marcha varios programas para evitar vertidos incontrolados, y hasta impartió formación en compostaje. Asimismo, impulsó una campaña de erradicación de vertederos en la zona rural, que suprimió numerosos depósitos de pequeño tamaño. Pese a todo, en esas parroquias, afectadas por la Red Natura, se registran acumulaciones de forma intermitente.

En la Costa da Morte aparecen de vez en cuando depósitos de basuras, que no son fáciles de detectar salvo por denuncias particulares. En Coristanco, por ejemplo, personal municipal detectó dos en los últimos días: medio centenar de uralitas en Trabuxáns, y neumáticos y televisiones en San Xusto.

En Arteixo hay un vertedero incontrolado cerca de la avenida de Santo Estevo de Morás. Aunque el Concello lo limpió varias veces, reaparece. En Sorrizo, en unos acantilados junto al mar, hay escombro de obra, que coches particulares descargan. Son lugares a los que se accede por pistas sin asfaltar. En Culleredo aflora uno en la carretera que va desde el consistorio a Ledoño, junto al cruce que conduce a la ermita de San Cosme.



Los puntos limpios funcionan mal y la Xunta no prevé ayudas para abrir nuevas instalaciones

Los puntos limpios son recintos en los que el ciudadano lo mismo puede dejar voluminosos que vidrio, papel, plásticos, espráis, baterías, tubos fluorescentes, material inerte de pequeñas obras domésticas, aceites usados, medicamentos y otros residuos que el contenedor no asume. Hay al menos 120 instalaciones de este tipo repartidas por los 315 concellos, pero no todos están operativos, algunos aparecen medio abandonados y los que funcionan no siempre lo hacen bien. Tienen horario definido, lo que provoca que muchos usuarios, por comodidad, cuando lo topan cerrado, depositen la basura sin más en los alrededores. La estampa de vertidos incontrolados en torno al punto limpio es habitual.

Dependen de los concellos, aunque su construcción fue sufragada por la Xunta, que por el momento no prevé invertir dinero en crear nuevas instalaciones, aunque sí dispone de una línea de ayudas para mejorar su funcionamiento. Los ayuntamientos, en ocasiones, y con la crisis económica que padecen, no pueden financiar este servicio; y sus convenios antiguos de limpieza no incluyen tal tarea para la empresa concesionaria. Algunos municipios tratan de agruparse para abaratar la gestión, y así rebajar los costes de la contratación de un gestor autorizado para estos residuos.

Además -y es el verdadero quid del problema-, falta concienciación ciudadana suficiente para valorar el entorno natural en que se vive, tanta como resta para asumir, por ejemplo, la separación de la basura en el propio hogar.



Las ovejas pastan a sus anchas en Vilagarcía rodeadas de escombros

En Vilagarcía, concretamente en el lugar de Berdón, se siguen acumulando toneladas de tierra, escombros y mobiliario a partes iguales en un vertedero ilegal que ha sido denunciado ya por Izquierda Unida (IU-EU) pero que hasta el momento nadie ha paralizado. La finca en la que se localiza este depósito es de propiedad privada y está situada en las inmediaciones de las obras de construcción del nuevo vial que dará acceso al puerto de Vilagarcía. Precisamente por ahí nacen las protestas políticas, ya que, apuntan, se detecta «unha estratexia especulativa no lugar, dado que ese recheo coincide cunha futura saída que non está programada actualmente nos planos pero que parece obvio que se está a preparar», asegura Juan Fajardo, portavoz de IU-EU en la capital arousana.

Hasta el momento, esta formación ha presentado dos denuncias al respecto -una ante el Concello y otra ante Augas de Galicia- ya que entienden que el problema y las responsabilidades son compartidas por la Administración local y por la autonómica.

Actualmente se siguen almacenando sin control miles de metros cúbicos de tierra y escombros procedentes de las obras de construcción de la nueva carretera. Pero además, en un entorno como este en el que se registra la presencia de asentamientos de chabolismo, proliferan los muebles y electrodomésticos abandonados y hacinados por la acción del hombre. A consecuencia de ello, la maleza se abre camino entre la escombrera, y los animales, como las ratas, se han erigido, poco a poco, en dueños y señores del terreno. Incluso hasta las ovejas han encontrado entre los desperdicios un lugar donde poder alimentarse, dado que hasta este vertedero llegan prácticamente a diario nuevos desechos y enseres inservibles.

Preocupación

Aunque lo más impactante es la concentración de muebles abandonados, lo que más preocupa realmente a los ecologistas y a IU es el número creciente de toneladas de tierra que se acumulan ya en Berdón. Decenas de camiones depositan habitualmente los restos extraídos de los desmontes de las obras próximas por una razón muy sencilla: el desplazamiento del transporte pesado -y por ende, el coste- se acorta sensiblemente para las constructoras adjudicatarias.

Este páramo, que hoy luce plagado de escombros, podría convertirse en el futuro en un idílico emplazamiento si, como denuncian desde Izquierda Unida, la sombra de la «especulación e as recalificacións» se llega a hacer efectiva. Y es que tanto la ubicación de la finca como la proximidad al nuevo corredor están haciendo subir el valor del lugar, a lo que sin duda hay que añadir la circunstancia de que cuenta con unas privilegiadas vistas al mar.



Costas le lava la cara a la ría noiesa eliminando la basura de sus riberas

Cinco operarios llevan un mes retirando objetos del lodo

Al igual que un buen número de rías de Galicia, la de Noia, famosa por su excelente producción de berberecho, lleva años amenazada por los miles de litros de aguas fecales sin depurar que recibe cada año -la depuradora no alcanza a tratar el 30% de las aguas residuales que producen sus vecinos-. Por si esto no fuese suficiente para empañar la bella estampa de la ría que evocan los más mayores del lugar, en los últimos años el fango que se fue sedimentando en el fondo de la cuenca noiesa está plagado de todo tipo de objetos, sobre todo a la altura de la explanada de San Lázaro. Dada la mala imagen que este hecho proyecta de la localidad, el Concello de Noia ha instado a la Demarcación de Costas en Galicia a que, durante al menos tres meses al año, lleve a cabo una limpieza de las riberas del estuario. Una tarea que dio comienzo el pasado 27 de julio y que está sacando a la luz el gran basurero que se esconde bajo el mar desde hace decenios.

Así, desde hace algo más de un mes, cinco operarios de la empresa pública Tragsa trabajan, con sus propias manos y al ritmo de la marea, para extraer parte de la porquería que alberga la maloliente y negra masa de fango que cubre el fondo marino. Cabe destacar que, a pesar de que ya han extraído cientos de kilos de desechos, esta limpieza solo supondrá un lavado de cara para la ría, puesto que la cantidad de basura que puede haber entre toneladas de lodo es incalculable. De hecho, solo hace falta darse una caminata por el paseo marítimo cuando la marea está baja para ver cómo papeles, neumáticos, enseres e incluso embarcaciones destartaladas reposan confundidas en el limo.

Desde ruedas hasta contenedores

Pero, ¿qué hallaron los operarios contratados por Costas? Un poco de todo, desde centenares de ruedas de todos los tamaños hasta carros de la compra. Eso sí, sin olvidar televisores, relojes y un sinfín de objetos de uso personal y doméstico. En los montones de desperdicios sacados de la ría, que se hallan apilados en una finca a su ribera a espera de ser llevados a la planta de tratamiento, tampoco faltan madera, cascotes, ventanas de aluminio, así como el contenedor al que, en su día, debió de ir a parar la porquería que después acabó en el agua.

A pesar de que el perímetro de San Lázaro es la zona cero del desastre medioambiental y visual, este no es el único lugar de la ría en el que se acumulan útiles humanos ya inservibles. En el muelle de O Marqués, en pleno casco histórico, también es habitual vislumbrar infinidad de vasos, botellas y latas arrojados al mar en las noches más agitadas de la movida noiesa. Y es que a pesar de los tiempos que corren, todavía hay quien en los días de botellón sigue lanzando sin asomo de rubor recipientes y otros objetos al mar.




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